Saltar al contenido

IV. Y CON ESA YERBA SE CASA USTED

11 de febrero de 2023

Es domingo por la tarde y no quiero sentir el desánimo, pero la falta de sol conspira contra mí. Mi esposa alemana viene a buscarme dentro de un rato y nos vamos en tren a Heidelberg. Los recuerdos de cuando la conocí me asaltan. Era tambien un domingo por la tarde, pero con sol. Andaba yo por La Habana Vieja y escuchaba a la yerbera disfrazada de manisera que me vendía el material escondido en cucuruchos.

Se oye el rumor de un pregonar que dice así: el yerberito llegó, lleeeegó…

Me fijé en dos mujeres jóvenes que parecían extranjeras y miraban artesanías en una casa de la calle San Ignacio. ¡Señoras!, grité y articulé bien las palabras para hacerme entender. ¿No querer comprar langosta?, ¡muy rica, rica, rica!, y les hice el gesto de besarme la punta de los cinco dedos juntos. Yo tener muy buen precio, seguí gritando, dos colas, un dólar, les mostré dos dedos en una mano y uno en la otra. ¿Qué parecer?, muy bueno, ¿verdad?

Traigo yerba santa, pa’ la garganta, traigo Keisimón, pa’ la hinchazón…

La música de la yerbera venía desde la Plaza de la Catedral. Papi, ¿a ti que te pasa?, me dijo una de las dos muchachas y me sorprendí al descubrirla cubana. Habla bajito que te va a caer un 20 de mayo, hasta el cura de la Catedral se enteró que vendes langosta. ¿Por qué tú hablas a ese volumen rompe tímpanos?, ¿acaso eres sordo? De verdad que es buen precio, pero ya compramos ayer, gracias.

Traigo abrecaminos, pa’ tu destino, traigo la ruda, pa’ el que estornuda…

Quise ir por la yerbera para alegrarme el día, pero preferí conversar un rato con la cubana y su amiga. ¿Qué les pareció mi inglés?, les pregunté y eso le hizo mucha gracia la otra muchacha, que en aquel momento yo no podía imaginar que sería mi esposa. Las mujeres cuchichearon algo entre ellas y me miraron sonrientes. Empingao, tremendo inglés que metiste, me dejaste loca. Atiende, hoy es tu día de suerte, pues mi amiga alemana quiere conocerte. Aprovecha que la cosa esté hecha, me dijo al oído, pero por favor no hables más inglés y habla español que ella lo entiende un poco.

También traigo albahaca, pa’ la gente flaca, el apasote, para los brotes,

La cubana me presentó entonces a su amiga, nos dimos un beso en la mejilla y la alemana me restregó sus tetas por el pecho. Reconozco que las tetas me gustaron. Se llamaba y todavía se llama Kristine Marie o María Cristina en cubano. No era bonita y todavía no lo es, aunque ella sabía maquillarse y un buen maquillaje hace milagros. Desde el primer momento su rostro me recordó al cantante brasileño Roberto Carlos. Se notaba la delicadeza en sus gestos y en aquel momento no llegaba a los 35. Ahora no llega a los 36. La cubana puso cara de pícara y me entregó un papelito con una dirección en el Vedado. Te esperamos esta noche allí, me dijo. Cuando guardé el papel ya se habían perdido entre risitas. Me pregunté entonces si yo era un tipo con suerte. La manisera se me acercó.

El vetiver, para el que no ve, y con esa yerba se casa usted,…

Me hizo una rebaja y le compré una docena de cucuruchos para llevarlos a la fiesta del Vedado. Más tarde, en mi casa, preparé una bazuca y después de fumarla comencé a ver la vida con claridad. Pues sí que era un tipo con suerte, pensé y todavía lo sigo pensando mientras espero a mi esposa alemana que me viene a recoger para irnos a una casa que me resisto a llamarla nuestra casa.

Ay que yo traigo abrecaminos, pa’ tu destino, y con esa yerba se casa usted

Aquella noche en el Vedado me esperaba la versión femenina de Roberto Carlos. En la fiesta de dos nos fumamos todos los cucuruchos y terminamos en un intercambio cultural que pudo ser tigre y se quedó en gato. El resto ya se sabe y la yerbera también era medio brujera y no mentía al afirmar que con esa yerba se casa usted. El timbre me saca de mis recuerdos. Schaaatz, escucho una voz del otro lado de la puerta y la música de la yerbera sigue sonando en la Plaza de la Catedral habanera.

y con esa yerba se casa usted, y con esa yerba se casa usted, y con esa yerba se casa usted…

CONTINUARÁ…

Aquí puedes leer otras entradas