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ELEGÍA DE LOS TENIS BLANCOS

4 de febrero de 2021

Conozco el barrio e’ la Timba,
también el Palo Caga’o.
Te cuento un montón de historias
profundas, que se insertaron
en el medio de una cola
de un día a día cubano.

Este es un cuento curioso
de unos Adidas muy blancos…
Yuneisi -flor habanera-
creció siempre chancleteando.
media encuera en el solar
de la mano de su hermano.

Pero siempre tuvo el sueño
de tenis de marca, blancos.

Ya los creía imposibles.
¡Los veía tan lejanos!
pues costaban la locura
sin rebajar ni un centavo,
trescientas MLC
en la tienda del Vedado.

Un día, llegó al solar
algo nuevo, inesperado,
algo que llevó la luz
a pobres desesperados

Era Chucho el proxeneta,
que era amigo de su hermano,
le habló de sus relaciones
con Pepes adinerados,
adictos a los placeres
de papayas y bananos.

Apareció de pronto el baro
en las solariegas manos,
solo había que pelar
con maestría el banano
y permitir el encaje
de fulanos y menganos.

Una mañana… ¡Qué gloria!
Yuneisi salió cantando.
Ya tenía la mitad
de sus adidas bien blancos.
La chancleta metedeo
tenía los días contados.

¡Qué linda estaba un domingo
Yuneisi con sus zapatos!
Pero el lunes… ¡despertó
con un empingue de espanto!

Los tenis nuevos se habían
despegado por debajo.
La estafaron con su compra,
en las tiendas del estado.

Yuneisi le armó un titingó
al gerente cara e palo.
El hombre, sin sonrojarse
dijo todo un desenfado:
«No existe la garantía
de los tenis que has comprado»

Gritaba trágicamente:
¡Ladrones estafadores!
¡Ay, mis trescientas fulas!
¡Cuánto yo las he sudado!

El gerente policía
se la llevó para un lado.
«El estado es comprensivo
no hay cliente abandonado,
puede recibir su importe
solo que en pesos cubanos»

Yuneisi le partiría
en el cabrón lomo un buen palo,
pero mejor busca un yuma
y se va a casa del carajo.

Es triste poner camino
a Moscú, a Berlín o a Lagos
a progresar con su esfuerzo
a vivir de su trabajo
para que cese la estafa
¡de algo más que tenis blancos!

(Basado en el poema “Elegía de los zapaticos Blancos” de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí)