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EL DOMINÓ ES EL JUEGO DE CUBA Y LO INVENTÓ UN MUDO

10 de octubre de 2020

Hay un proceso en la vida de muchos cubanos que es imprescindible de transitar y consiste en la introducción, aprendizaje y dominio del juego del dominó. El inicio es similar en todos, eres primero el callado porque no puedes hablar. Te sientas en una esquina de la mesa y miras las fichas de dos jugadores a la vez tratando de entender por qué eligen uno u otro número. Ni se te ocurra chivatear a tu abuelo cuando esconda una ficha o cuestionarle en medio de la partida por qué dió una y no otra porque puedes ser expulsado deshonrosamente de la mesa. Si vas a preguntar, pregunta al final que es cuando tu tío el científco le comienza a echar en cara al abuelo por qué se agachó con el “Duke Hernández” si el tenía “La Púa” y él estaba repitiendo a “Ochoa” y le señala en la mesa los momentos exactos y las fichas que dieron los contrarios. Allí pienso “Cojones, si mi tío es un genio y yo no lo sabía, si en Cuba hubiera NASA estaría trabajando en el departamento de despegue coheteril y no en los almacenes de Berroa». Mi abuelo que es muy bueno se ríe y no se pone bravo cuando mi tío le grita que en el puerto le meten una puñalada por menos que eso y que es un viejo agachado. Esa parte no la entiendo porque mi abuelo esta tan viejo que no se puede agachar y menos delante del Duke con la púa de Ochoa en la mano. Mas tarde entendí que el Duke Hernandez es el número dos, que la púa es el uno y agacharse es no poner un número que debías haber jugado para sorprender al final. A mí me gustó eso de agacharse aunque con otro nombre hubiera quedado mejor. En la segunda fase de aprendizaje ya te dejan jugar y te conviertes en un «Pone Fichas» que muy pronto se pude convertir en un Botagorda, y es el mejor momento para disfrutarlo porque no se ponen bravos contigos por joderle la data al compañero. Hay muchos jugadores que se quedan para siempre en el estatus de Botagorda, aunque avancen un poco en fijarse la que repite su pareja e intenten no joderlo, este es mi caso. Yo soy un Botagorda genético y es tan así que mi mayor pesadilla no es estar en cueros o sin zapatos en la escuela, sino coger los cuatro dobles mas gordos del juego, del doble seis al doble nueve y no poderlos cambiar, porque para cambiarlos tienen que ser cinco los dobles. Otros jugadores se convierten en agachados como mi abuelo o científicos como mi tío. Tambien se pueden desarrollar habilidades paralelas como saber dar agua correctamente al dominó, que coincide casi siempre con los talentos del científico porque para él ese juego es una cosa seria, o la habilidad de ser un jodedor como mi abuelo porque para él ese juego es para divertirse.

En el portal de mi casa se organizaban todas las noches sesiones de dominó con varios viejos de la cuadra y mi tío como buen científico apuntaba todos los resultados en su libretica, daba agua al domino y sacaba hasta estadísticas de los mejores jugadores por promedio de ganados y perdidos. Mi mamá odiaba los campeonatos porque se metían todos los dias desde las ocho hasta las doce o la una de la madrugada en la gracia y porque tantos viejos tomando diureticos para la presion meaban mas que un bebedor de cerveza en una fiesta y dejaban el baño de mi casa oliendo peor que el de la terminal. Pero le daba pena con los pobres viejos enviciados que desde las siete se ponian a caminar por frente de la casa para arriba y para abajo como fieras enjauladas esperando que mi abuelo sacara la mesa.

Siempre recuerdo una noche de viernes, yo había llegado de la beca y como al otro día era sábado podía quedarme hasta tarde. Mi abuelo jugaba con mi tío el científico y los ánimos estaban caldeados porque les habían metido tres pollonas seguidas. Mi tío echaba humo por las orejas de la ira y los integrantes de la pareja contraria no paraban de instigarlo con jodederas.  Normalmente al inicio de las partidas no se habla y las jugadas comienzan a cantarse con el aumento de la tensión, pero esta vez para mortificar a mi tío lo hacian desde el principio todos.

–Coje, sin comer no se puede vivir –habló mi tio y reforzó con otra frase esta vez gritada–, sin curvas no hay carretera.

–Tremenda monja que sacaste ahí, pero mira quien se la come Sixto Batista para que lo respetes –respondía el vecino.

–Se hizo el loco es una bobería si te meto al trío, tribilin cantores para que me respetes tú –voceaba mi abuelo.

–Ahora si se trancó esto, La novena de pelota. –El vecino gritó y metió un fichazo en la mesa que a punto estuvo de partirla.

–Esa gorda no hace nada, con esto si se trancó de verdad –Y esta vez mi tio saboreó la frase- Cuatro mil y mas murieron, el cuarto de Tula o lo que tú quieras pero a virarse todo el mundo que esto se trancó.

Ese juego lo ganó mi abuelo porque estaba en la playa y los vecinos se habian quedado con todas las gordas. Mi tio salvó el infarto y estaba algo aliviado aunque le faltaron dos puntos para llegar a cien. El juego siguiente fue mas silencioso pero menos tenso, al final fue una pelea entre Blanquizares de Jaruco contra Tribilines, hasta que al final mi abuelo antes de pegarse  me dió el honor de poner la ficha final.

–Aqui llegaron los siete jinetes del apocalipsis –grité euforico y emocionado.

–Ven acá chico que clase de mierda es esa de los jinetes, ademas los jinetes del apocalipsis son cuatro no siete –replicó un vecino.

¿Ah, no son siete?, bueno entonces los siete pecados capitales, o los siete mares, no no no, mejor los siete enanitos de blancanieves.

Los cuatro viejos se empezaron a reir, hasta mi tio estuvo cinco minutos sin poder hablar.

–No inventes más que el siete es la peste, el apestoso. –dijo mi abuelo.

¿Y que tiene que ver el siete con la peste? –pregunté.

–Que se yo, pero es el apestoso y no preguntes más que el dominó lo inventó un mudo.

Ese día no jugaron más y yo creo que me vine a dormir como a las dos de la madrugada porque no dejaba de pensar en lo que me habían dicho. Asi que el dominó lo había inventado un mudo, pero que clase de mudo mas jodedor, porque me la juego que aquel mudo si sabía hablar.

 

Indice por si no entendiste nada:

El 0: Blanquizal de Jaruco.

El 1: Púa, Puntilla, Lunar de Lola.

El 2: El dulce, Duke Hernández.

El 3: Trío, tribilín cantores, cuando mataron a Lola, el paso más chévere.

El 4: Cuarto de tula, cuatro mil y más murieron.

El 5: Sin comer no se puede vivir, monja, sin curvas no hay carretera.

El 6: Sixto batista, Ceiba del agua, se hizo el loco.

El 7: La peste, la apestosa.

El 8: Ochún, Ochoa, Octavio.

El 9: Novena de pelota, la gorda.

Agacharse: No haces la jugada que se supone correcta para luego sorprender.

Botagorda: bota todas las fichas con números gordos, para cuando termine el juego, tener menos puntos al virarse.

Dar agua: Revolver las fichas para comenzar otra partida.

Pegarse: Poner la última ficha, has ganado.

Se trancó y a virarse: Nadie lleva ningún número de la mesa, todos deben virar sus fichas y contar para ver el ganador (quien tiene menos puntos).

Quedarse: Poner un doble.

Capicúa: Te pegas por cualquiera de las dos puntas.

Pollona: La pareja ganadora llega a los 100 puntos y la otra pareja ninguno.

Estar gordo: La mayoría de las fichas que tienes son altas es decir son fichas gordas.

Estar en la playa, estar en cueros, estar por el piso: Tener todas las fichas bajitas.