Exige al Pentágono su admisión en las instalaciones secretas del Área 51 (Tomado del periódico Juventud Rebelde)
MARIANAO, Ciudad de La Habana. – Ladislao Lavastida Sotolongo, oriundo del pueblo de Manatí en la provincia de Las Tunas y residente en el municipio Marianao en La Ciudad de La Habana, se presentó ayer primero de agosto en la estación de policía de San Agustín ubicada en la Avenida 51 y la Calle 242, La Lisa. Allí le comunicó al oficial de guardia que él se percibía como una Entidad Biológica no Humana (EBNH) y exigió con vehemencia ser trasladado al Área 51. El oficial de carpeta le contestó que ya estaban en un área de la calle 51 y que si seguía gritando ni su uniforme de policía lo iba a salvar de una temporada en Villa Marista con el cocodrilo sin dientes.
Ladislao, también miembro de la gloriosa Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y dedicado en cuerpo y alma a poner multas en la sección de tráfico, le pidió entonces una cita con el Jefe de Estación. Siéntate a esperar, bromeó el oficial de la carpeta y Labastida Sotolongo le tomó la palabra, se sentó en el banco de granito de la recepción, recostó su espalda contra la pared y se quedó dormido. Pasadas 14 horas el oficial de guardia comenzó a dudar de la falta de humanidad de Ladislao pues estuvo todo ese tiempo sin moverse (el carpeta no notó que dormía porque usaba gafas de sol).
Ladislao solo dió señales de vida cuando un viejo con una camisa verde churriosa y llena de medallas por el pecho le despertó al ofrecerle cucuruchos de maní. Sotolongo no le dió tiempo al viejo de informarle el precio y le exigió el carné de identidad y la licencia de vendedor callejero. La respuesta del manisero resultó la descripción detallada de cada una de las medallas, la de vanguardia nacional del trabajo, la combatiente internacionalista en Angola, la de donador de sangre recurrente y hasta casi le saca los diplomas de las marchas del pueblo combatiente con la firma de Fidel Castro y todo. Sotolongo no lo escuchaba, él solo repetía cada vez en un tono más alto: Identificación y licencia, Identificación y licencia, Identificación y licencia .
Se acercaron varios policías alarmados por la gritería y trataron de explicarle a Ladislao que el viejo era un informante que con tantas delaciones se había ganado el derecho a vender maní sin licencia, pero tras varios intentos vanos, los agentes comprendieron que la EBNH, o sea Ladislao, tenía un cerebro reptiliano y por lo tanto era incapaz de comprender y procesar sentimientos. Ladislao sacó entonces su cupón de multas de tráfico y le clavó al viejo 7 mil pesos cubanos. El viejo apretó los cucuruchos de maní tostado, hizo crujir las encías (no tenía dientes) y juró por la sangre derramada no chivatear a más nadie en su vida.
Mientras tanto, los policías, seguros de que Ladislao no era nada humano, se lo llevaron corriendo a la oficina del Jefe de Estación, donde lo sentaron bien lejos de este porque después de estar 14 horas durmiendo y sin comer nada tenía un mal aliento digno de una Entidad Biológica no Humana en estado de putrefacción. El jefe de Unidad le ofreció una taza de café que no era café pues estaba desde hacía cuatro días en un termo y Ladislao le dijo que estaba bueno, lo que alarmó al hombre que tampoco era humano aunque él no lo sabía (era de los Camajanes que se perciben humanos). Temiendo que Ladislao fuese una EBNH enemiga que el imperialismo había infiltrado en el país, comenzó el interrogatorio. Sotolongo no le hizo caso a las preguntas y en cambio le recitó todas las reflexiones del comandante (hasta las que no tenían sentido) y el jefe de la policía de La Lisa lo abrazó con los ojos aguados y juntos insultaron al bloqueo imperialista, causante de todos los males, también los de las EBNH.
Ladislao le confesó que eran muchos los de su especie que vivían en Cuba y que no era justo que los Americanos se lo cogieran todo para ellos y que bloquearan la verdad. Comentaron las declaraciones en el congreso de los Estados Unidos relativas a los restos biológicos de Entidades no Humanas en manos del Gobierno Norteamericano. Afirmó Ladislao que Cuba no puede permitir la calumnia y una vez más derrotará al imperio dando un paso al frente. No sólo tenemos EBNH nacionales en Cuba, sino que las nuestras están vivitas y coleando y no encerradas en laboratorios que denigran su condición.
La propia vida de Ladislao ha demostrado cuan importante resulta no tener sentimientos humanos para poder repartir golpes a quienes protestan por sus derechos, para subir los precios de las cosas hasta límites vergonzosos, para mentir sin sonrojarse y mucho más. Ladislao Lavastida Sotolongo, faro mundial de las EBNH, se dirige en un carro patrullero a la dirección provincial del Partido de La Habana para organizar en la tribuna antimperialista un verdadero acto de efervescencia revolucionaria.
Primero es necesario reivindicar el derecho de las EBNH de Cuba de recibir, sin condiciones, el visado para ingresar al Área 51 y una vez dentro concientizar a las EBNH oprimidas para comenzar una lucha que culmine con la emancipación. Todas las EBNH, vivas o muertas, que estén sometidas a la explotación de la Entidad por el hombre deben ser liberadas. De la mano de Ladislao, valiente EBNH, nuestra patria, una vez más, se convertirá en bastión inquebrantable en la lucha por los derechos humanos de las Entidades Biológicas no Humanas y no me digan que es contradictorio que las EBNH no sean humanas y tengan derechos humanos. La Revolución también era de los humildes y para los humildes.