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MUJER DE PLAYA

15 de septiembre de 2020

Me siento en la tumbona de la playa y me pregunto cómo puede el sol derretirme el cerebro y dejar el agua tan fría. Pido un mojito y comienzo a revisar un post que pienso publicar en mi web. Seguro que me traen un tanque de hielo, una chispita de ron y nada de yerbabuena. Algo inmaterial se mete en mi cuerpo a través de mi nuca y se lleva mi concentración. Sucede con lentitud y provoca placer. ¿Se me está montando un espíritu o mi alma se expande de tanto leer? Ninguna de las dos. Es la muchacha con cuerpo de sirena. Se sienta a la orilla del mar para que las olas le toquen y le suelten los pies. Aparenta no mirarme. ¿De qué color serán sus ojos detrás de las gafas de sol? Mi corazón se agita cuando se sonríe y cambia de posición para que yo la pueda observar mejor desde mi tumbona. ¿Y ahora qué hago? Cualquier cosa menos irme. ¿Qué se le dice a una mujer que no se conoce? Tal vez la invito a tomar algo y acepta. ¿Voy o no voy?… Uff, me demoré demasiado y la que se va es ella. Se levanta, sacude la arena de sus nalgas y se quiere peinar con un movimiento de cabeza, pero su pelo queda más desordenado que antes, y más atractivo. Va hacia su tumbona y recoge sus cosas. Soy un estúpido que peca por exceso de mente. Lo que se piensa demasiado no se hace nunca…Un momento…Sorpresa, no se va. Dios mío, ha tomado un libro en sus manos y camina por la pasarela de la vida en mi dirección. Tengo deseos de meterme debajo de la tumbona o correr, hacer un hueco en la arena y desaparecer. ¿Cómo le respondo para que no me salga mi voz demasiado aguda o cómo le sonrío sin que descubra mi sonrisa demasiado estúpida? Ya llega, ya llega… trágame mar …, pero si me vas a tragar escúpeme pronto o mejor no me tragues porque las metáforas no hay que tomarlas tan en serio. Tiene una sonrisa encantadora, unos ojos quién sabe de qué color detrás de sus gafas, un pelo suelto que calienta la playa y yo tengo muchas ganas de conversar.