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LA MUJER DE LOS NÚMEROS ME REGALA SU OCHO ACOSTADO

12 de octubre de 2020

Me persigue tu imagen de espaldas,  tus piernas largas y limpias saliendo de tu apretada falda me regalan la perfección mientras las contemplo subir hasta el nacimiento curvo y sensual de la cadera al final de tus muslos. Tu brazo fibroso se mueve rítmico mientras la tiza  que aprietas con fuerza entre tus dedos deja la huella de números en el fondo verde oscuro de la pizarra. Me fascina descubrir como la presión que ejercen tus manos en la punta blanca se convierte en trazos amplificados en todo tu cuerpo. La cadencia de tus movimientos enérgicos explota en caricias ondulantes de la punta de tu pelo sobre tus hombros y en saltos enérgicos de tus nalgas duras que imagino en risa libre ante la imposibilidad de ser contenidas en una prenda interior mínima. Has llenado el valle verde del fondo de símbolos, números, ecuaciones y palabras que no entiendo porque tu andar inquieto sin pausa me atrapa. No hay espacio en mi mente para otra cosa que no sea tu rostro pintado de risa como prueba del disfrute en lo que haces. La carcajada medida adorna tu voz demasiado fina para ser frecuente y que en los tonos mas agudos,cuando elevas la voz, tampoco me molesta. Me pregunto cómo serán los sonidos de tu garganta si en vez de la oración aprendida y consciente para ser entendida que siempre escucho, lo que salga de ella sea un quejido placentero del alma sin ensayar e imposible de contener. Me atraen incluso tus estados de tranquilidad, como ahora que te sientas con porte controlador y conviertes en seria tu sonrisa detrás de tus espejuelos que usas para leer tu ordenador. Tu rostro se endurece con tu mirada de mujer poderosa, pero yo descubro al final de tus pupilas a alguien sensual que pide a gritos ser amada y que se esconde en una falsa representación de lo que no es. Te esfuerzas por ocultarlo y en mi invisibilidad te descubro, por eso y porque en tus clases no puedo dejar de mirarte sin poderme concentrar en la materia, voy a dejar la prueba de matemáticas en blanco. No me asusta para nada y reconozco que algo me agrada en esa acción. Tal vez sea la manera que ha encontrado el destino para que repares en mí,  descubras mi singularidad, encuentres mi límite y me expliques como derivo todo esto que siento o como integro todas estas ansias en mi vida simple. Es posible que me llames a tu oficina para que te aclare por qué mi prueba está sin resolver y espero tener el valor de decirte que mientras seas mi profesora no podré entender las matemáticas. Mi capacidad para el multitasking es nula y solo puedo concentrarme en tu ser, porque el amor que siento es como dividirte a ti que eres mi número uno, entre mí, que soy un cero insignificante. Tú sabes bien que esa cuenta siempre termina en un ocho acostado, y eso según repites en la pizarra, es lo mismo que infinito.