A mi amigo la mujer le cogió algunas fotos posando al lado de otra mujer, pero como buen cubano y experto en la materia no se amilanó ante las acusaciones de infidelidad y con el mayor aplomo negó todos los cargos. Claro que sí se había tirado las fotos, pero más nada, se declaró inocente de apenas fotografiarse con una amiga sin implicaciones sexuales y el agua no llegó al río.
La anécdota me recuerda una ley no escrita para los que se deciden a ser infieles, (aunque sea solo una vez) y aquí todo el mundo sabe perfectamente de qué estamos hablando. Esta ley diría más o menos así: “Solo serás infiel de verdad si te cogen en el acto sexual implícito, en cualquier situación distinta te mueres negando la evidencia”. Por supuesto que el maestro que la enunció, como buen infiel, sin ser nunca descubierto, no le quiso atribuir su paternidad y si alguno de sus discípulos la escribía para aprendérsela le exigió solemnemente quemar luego el papel, pues andar con ese texto encima ya te convierte en un infiel muy sospechoso.
Pero esa estrategia solo funciona si la otra parte, la corneada, desea por sobre todas las cosas creer que el infiel no es realmente infiel. Solo creemos los que deseamos creer o lo que no afecta nuestro sistema de valores. A la persona engañada no le basta que la engañen, también prefiere engañarse a sí misma y creerse que su pareja no le es infiel, aunque los viajes a provincia se vuelvan asiduos, las guardias se multipliquen, las salidas a destiempo se incrementen, el rechazo sexual aumente y miles de cosas más que es mejor pasar por alto porque la verdad dolorosa muchos prefieren no verla aunque se les meta por los ojos.
Son situaciones similares a la del padre que no quiere saber que su hija adolescente ya tiene relaciones sexuales y la cree virgen porque nunca la ha visto penetrada o ese mismo padre, ahora homófobo, que reniega de la condición sexual de su hijo, a pesar de las maneras evidentes porque nunca lo ha visto con otro en la cama y el hijo no se atreve a salir del closet o el caso del compañero revolucionario que lleva 62 años de promesas incumplidas, pero sigue creyendo que ahora sí se resolverán los problemas y vendrá la prosperidad, porque aceptar la realidad de que el «ahora sí» ya lleva tanto tiempo cambiando de fecha que se convirtió en «nunca», pero aceptar la realidad sería reconocer que ha tirado su vida por la borda detrás de una banda de timadores y eso cualquier psiquis no es capaz de soportarlo.
Pero hay más pruebas que avalan que muchos cubanos merecen el título mundial en negar la evidencia. ¿No había quedado suficientemente claro que los americanos no iban a intervenir en Cuba?, no solo porque cuando tuvieron y aún tienen el pretexto de invadir regalado por la dictadura criminal que reprimió a la mayoría de los cubanos que pidió libertad de manera pacífica, sino porque esta vez sin doble sentido, los vecinos lo dijeron claramente “No vamos a intervenir en Cuba”, incluso para rematar la faena repartieron mucha muela con mucha condena verbal cariñosa, pero nula acción real y al estilo del mejor Fidel Castro llenaron ríos de tinta con baba acerca de la internet gratis y el derecho de los cubanos a estar informados. Lo que a los cubanos se nos olvidó preguntarles a ellos de la misma manera que nunca se lo preguntamos a Fidel Castro fue: ¿Para cuándo es la promesa?
Los americanos no vienen porque Cuba les interesa lo mismo que le interesa un filete de ternera a un vegano, entonces, ¿a qué vienen los días de la defensa del 18 al 20 de noviembre próximo? ¿De quién hay que defenderse? No puede ser de los americanos porque estos se autorretiraron de la lista, entonces solo quedan los rusos, los chinos y del Jocker de Batman. Los rusos ya tienen su experiencia nefasta con poseer Cuba cuando les salió más caro el remedio que la enfermedad del hijo bobo que se echaron y los chinos por mucho que se rían con los ojitos casi cerrados no son comemierdas a nada y tampoco les gusta perder a las escupidas, porque eso de prestar mucho dinero y que después no te paguen, encabrona un montón a cualquiera y los poquitos ojos abiertos de los chinos les alcanza para darse cuenta de la realidad (al contrario de la mujer de mi amigo).
Los tiempos han cambiado y el embuste del internacionalismo proletario, que algo de internacionalismo tuvo, pero nada de proletario tampoco existió en Cuba porque buen billete que cobraba y cobra hoy también la dictadura por cada contingente que manda, ya sean médicos, maestros, entrenadores o militares a guerrear (dígase Angola). El baro escasea y no está para regalarlo, eso de dar sin recibir ya no entretiene. Los chinos como los rusos son tan o más imperialistas que los americanos y sus objetivos naturalmente resultan dominar los países, pero sin tener que hacer el trabajo sucio que no genera ganancias, o sea garantizar una salud pública digna, una educación de calidad y el retiro de los ancianos, el apoyo a los de bajos recursos, entre otras boberías que son obligación del estado, pero que para ellos son innecesarias.
El único que queda libre en la lista es el Jocker, payaso por fuera, pero por dentro es tremendo tronco de HP. A él solo no lo reconoce quien no quiere reconocerlo (como la mujer de mi amigo), o sea los que prefieren vivir del engaño antes que aceptar que han sido años engañados toda una vida desperdiciada en vano. Mientras tanto el Jocker, dígase dictadura militar, sigue apoderándose de todo, y los días de la defensa son para que los cubanos defiendan sus intereses, sus cuentas en el extranjero, sus privilegios, el no tener que rendir cuenta de como invierte el dinero, su derecho a seguir construyendo hoteles para el turismo, aunque los que existan estén vacíos y el sistema de salud colapsado, la suerte de tener una asamblea nacional de focas amaestradas que no lo cuestiona nada y aplaude mucho y aprueba todo lo que le ponen delante (que ya estaba decidido).
Lo peor de todo resulta que quienes asisten ese día a defender a la patria, o sea a defender los intereses del Jocker, son los mismos que no tienen medicinas y ven morir a familiares y amigos de enfermedades curables, los que si van al médico deben llevar un regalito para que los atiendan como seres humanos, los que sufren malnutrición porque no tienen acceso a una alimentación digna, los que no tienen educación de calidad para sus hijos y deben pagar a repasadores para que los niños aprendan, los que pagan a precios abusivos en una moneda en la que no cobran, los que viven su vejez solos porque sus familiares se fueron, los que no le piden cuentas a nadie y aceptan que la continuidad es el único camino, los que no tienen familiares en el extranjero y malviven sin esperanza y los que si quieren futuro tienen que buscarlo fuera de la isla, incluso arriesgando sus vidas.
Y seguirá el Jocker con su risa macabra, burlando su desprecio a quienes lo defienden, buscando enemigos ficticios porque la mejor defensa es el ataque y les mentirá sin rubor a todos y culpara al bloqueo, a la pandemia, a la indisciplina del pueblo, a los acaparadores, a la coyuntura internacional, lo que sea para ocultar al verdadero culpable que es el mismo. Muchos mirarán para otro lado cuando escuchen la mentira (como la mujer de mi amigo) y con la cabeza gacha creerán o fingirán creer lo que les conviene o lo que les imponen e incluso llegarán al extremo despreciable de defender lo indefendible delante de otros.
Me da igual si soy o no mayoría, la verdad no es democrática. Al Jocker lo han atrapado en todas las posiciones posibles de sexo explícito, pero él sigue a pesar de todo negando la evidencia que salta a la vista de todos y que lo señala como el verdadero enemigo de Cuba. Hasta que él con su banda no se vayan, no habrá ni paz ni prosperidad porque él lo impide. El día de la defensa debería utilizarse para que el pueblo se defienda de quienes lo oprimen y empobrecen, dígase dictadura militar corrupta que mal gobierna el país.
Basta ya de tanto engaño, despierta mujer de mi amigo, sé consecuente con la verdad que te los están poniendo de todos los colores y tú, al igual que todos nosotros, bien sabes que es así.