—Machi, mi vida, ¿qué te pasa?
—Nada mami, estoy muy preocupado.
—¿Está la cosa muy mala?
—Ni te imaginas.
—¿No me digas que se jodió el viaje a Europa?
—Ojalá fuera eso.
—Que uno no puede vivir tranquilo, ahora que nos tocaba disfrutar lo que habíamos conseguido o más bien que te regalaron.
—No me digas eso que yo he tenido que sacrificarme mucho.
—Es verdad. Ya me decía yo que recibir del consejo de estado perro sin tripa en vez de la caja de pollo era de mal agüero.
—Mami, ¿tú crees que yo soy un mal presidente?
—Ah, ¿pero tú eres el presidente de este país?
—Eres muy malita conmigo.
—Machi no te pongas así, tú sabes que a mí me gusta mucho la jarana, tienes que acabar de llenar una libreta con la frase “Yo soy el presidente de Cuba”, eso te lo dijo el babalawo.
—Al babalawo le pagaron para que lo dijera
—Lo importante es que lo dijo.
—También tengo que pedirle la llave del cuarto de los materiales de oficina del consejo de estado a los militares y tú sabes que no me gusta molestarlos.
—No estás tomando las pastillitas de testosterona.
—Es que la farmacia del consejo de estado la controlan los mili…
—Está bueno ya de hablar de militares. Tú eres el que manda, eso te lo dijo López Obrador el otro día. ¿No te acuerdas?
—Ese viejito habla muy despacio y me da un sueño del carajo, lo voy a llamar por teléfono cuando tenga insomnio.
—Deja de cambiar el tema y dime qué es lo que te pasa.
—No sé si deba decírtelo porque te vas a preocupar.
—Preocupada ya estoy, es más ahora lo que estoy es asustada. Por dios, ¿Te descubrieron la cuenta que tenemos clavada?
—Por suerte ese fondo del retiro no lo han tocado, aunque tú sabes que aquí se sabe todo, pero es mucho peor.
—Como no me digas ahora mismo que pasa, hoy por la noche voy a sacar mi traje de cuero con el látigo.
—Eso a mí me gusta.
—Entonces no lo saco y me visto de militar.
—Eso no, de militar no, por tu madre, te lo digo todo.
—Habla entonces.
—Un científico del ministerio de la agricultura me acaba de confirmar que la limonada no es la base de todo.
—Ave María purísima, ¿pero eso tú no lo sabías?
—Claro que no Mami, cómo lo iba a saber, si tú a cualquier base de refresco de limón le echas cualquier cosa y sabe muy rico.
—Aprenderte el doctorado que te copiaron te afectó. Además yo creo que eso de ser presidente no te asienta, ¿tú no viste como entró Obama y como salió después de 8 años?, y estoy segura que el mulato sí se tomaba la testosterona. Si se hubiera quedado dos días más yo hubiera hecho que quitara el bloqueo.
—Tú eres muy insistente para convencer.
—Lo hubiera dejado cantando “Cuba que linda es Cuba, quien la defiende la quiere más”, hasta la estrofa de “Un Fidel que vibra en la montaña” la hubiese cantado.
—Qué fuera yo sin ti. Es verdad que estoy perdiendo facultades. El problema es que ya dije lo de la limonada delante de un montón de gente, hasta en YouTube está grabado.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—¿Coño Mima, que la gente va a pensar que soy comemierda?
—Bueno, a ti te dicen otra cosa, aunque lo de comemierda no se aleja tampoco de la verdad.
—¿Qué tú estás insinuando?
—Insinuando nada.
—A mí el pueblo me apoya.
—¿De verdad?
—No me vas a negar que el otro día parecía un machito cuando dije que estaba dispuesto a todo y que había que fajarse por la revolución y defender las conquistas.
—Claro que tenemos que defender las conquistas de nosotros. Pero no fuiste muy convincente porque la voz te temblaba y seguías con la misma cara de sonso.
—Solo un poco.
—Tampoco has ido a ver más al psicólogo de la gestualidad.
—Es que ese tipo me tiene loco con dos sacos de cemento.
—Mira que a la gente le gusta pedir, tú no le puedes resolver el problema a todo el mundo.
—Es verdad, el problema es que el psicólogo también pide ladrillos, cabillas, arena y recebo, todavía vive con la suegra.
—Bueno realmente lo que se dice resolver problemas no es tu fuerte.
—Sigues siendo malita conmigo.
—Yo creo que le debes dar los materiales a ese hombre porque el problema de tu gestualidad es serio. ¿Ya te enteraste de que te dicen DíazCepán?
—Pero, ¿cómo se los voy a dar si yo no tengo poder ni para repartir caramelos? Los materiales de construcción los gestionan los militares.
—Ven acá chico, y se puede saber ¿qué es lo que tú gestionas?
—Nada Mami, nada, mi función es hablar.
—Machi, esto no puede seguir así. Tienes que ponerte duro que los militares te cogen pal trajín.
—Tienes razón, algo se me tiene que ocurrir porque lo del doctorado nadie se lo creyó. Nadie me dice doctor.
—Ven acá querido, ¿A quién se le puede ocurrir que tú puedas ser doctor especialista en desarrollo sostenible?
—¿Y de qué lo iba a hacer?
—De cualquier cosa menos de desarrollo. ¿Tú no eres ingeniero eléctrico?
—Tú sabes que entre la juventud y la FEU iba muy poco a clases.
—Otra cosa, no sé, A ver, ¿a ti te gusta mucho comer?, pues escoges algo de eso que la comida le gusta a todo el mundo.
—Ya metí la pata con la limonada.
—¿Y eso que tiene que ver? Fidel prometió que en Cuba produciría más quesos que Holanda y que tendría más nivel de vida que en los Estados Unidos, y para no presionar tu memoria te recuerdo que Raúl prometió el vaso de leche y se retiró diciendo que había cumplido su deber y sin vaso de leche. Si te dicen algo le dices eso.
—Esos comentarios son un poco contrarrevolucionarios.
—Déjate de guanajerías y defiéndete, que te mangonean, respóndeles con el vaso de leche.
—Tú estás loca, ¿cómo le voy a decir eso?
—Entonces búscate un tema nuevo.
—Ya tú pides mucho, yo tengo muchas cosas en la cabeza.
—¿De verdad?, por ejemplo, te ayudo. Los chinos son la próxima potencia, habla de algo chino, Mira eso, algo chino, la salsa china.
—Qué idea más buena, La salsa china. ¿Tú crees que la salsa china sea la base de todo?
—A veces me dan ganas de meterte un gaznatón por el tronco de la oreja vestida de militar.
—Respétame que soy la máxima autoridad de este país.
—Eso sería bueno que te lo creyeras.
—¿No recuerdas el otro día cuando fui a Los Sitios y me di un baño de pueblo? La gente estaba muy contenta de verme y me querían mucho.
—¿Cuántas meriendas llevaste antes?
—Muchas, pero eso no tiene nada que ver.
—¿Por qué no te concentras en la salsa china?
—¿Tú crees que los cubanos se acuerden todavía de la salsa china?
—Si no se acuerdan entonces mejor, porque así haces un mejunje de lo que sea y lo vendes como salsa china.
—Que inteligente tu eres Mami. ¿Qué sería de mí sin ti?
—Es verdad, sin mí fueras una vieja canosa, deberías pensar en un tinte masculino.
—No me cambies el tema, que me interesa la salsa china.
—Búscate un chino para que te ayude.
—¿Servirá un Coreano? Yo tengo un amigo coreano.
—Tu sabes que aquí si tienes los ojos chiquitos eres chino, pero que tu amigo no diga que es coreano.
—¿Y si no quiere?
—Convéncelo mijito, haz algo, no puedo estar atrás de ti todo el tiempo.
—Es verdad, por cierto, no me respondiste hace un rato. ¿Tu crees que la salsa china sea la base de todo? No vaya a ser que lo diga y después no lo sea.
—Ave María purísima, Que Dios nos ampare, voy por el traje de militar…