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VIDA DE PERROS

14 de septiembre de 2020
hombre sin casa y sus perros

Lo terrible no es que la cosa esté muy jodida, que ya es mucho decir, sino que se va a poner peor. Ya no puedo ni dormir por las mañanas. Qué lejos quedan los buenos tiempos en los que encontraba algo de comida en los latones de basura de la esquina. Todos los días encontraba algo que valiese la pena. Había sobras para todos y nos las comíamos en silencio. Seguro algo de lástima dábamos a quienes nos observaban, pero lo que importaba era comer. Cuando no se tiene el valor de rebelarse es mejor soportar la indigencia callado. ¿Quién me iba a decir hoy que extrañaría aquellos momentos? Si hoy quiero llevar algo a mi estómago, tengo que levantarme de madrugada a callejear por toda la ciudad en busca de un latón de basura con algo de sobra comestible. 

Antes encontraba dos o tres veces a la semana huesos de pollo con alguna bobería de carne. Ahora los huesos vienen pela’os, nada, cero, finito, los chupan e incluso los parten por la mitad para comerse lo de adentro. Sin hablar de las tremendas peleas que tengo que darme con los otros por los latones. La miseria saca la rabia para afuera y por cualquier gesto se arma una trifulca. Yo que antes era pacífico me he vuelto pendenciero porque si no, no tengo chances de sobrevivir. A veces creo que las peleas me hacen vivir. Si llenaran el latón de  mierda de vaca, también me ripeo por la mierda de vaca. Ayer mismo me fajé por veinte centímetros de tripa, sí de tripa, pellejo puro, que ni alimenta ni ná, pero era lo único que había. Nos revolcamos por el suelo a mordida limpia. En la acera me di un golpetazo que me tiene una pata medio renga. 

 Esta ciudad cada día se parece más a mí, pordiosera y sin vergüenza. Siempre fui de la calle y hasta orgulloso de mi independencia, pero eso fue hace mucho tiempo.Se puede decir que soy joven, aunque aparente por lo menos el triple de mi edad. La mala vida le destruye la vida a cualquiera. Hasta deseos sexuales tuve no hace tanto, pero hasta las ganas se me han quitado, debe ser por falta de vitaminas. Recuerdo cuando me volvía loco y le caía detrás a cualquier bandida disponible. A veces me arriesgaba hasta con las de la alta sociedad, claro que por gusto porque no me dejaban entrar ni al portal de la casa. Con el tiempo y los golpes ya no le caía detrás a nadie y resolvía con un amigo. El pobre, estaba tan jodido que ni protestaba cuando lo enganchaba por sorpresa. 

Creo que ya resulta ventajoso no tener deseos, porque ansiar algo que no vas a tener es terrible.Ya ni por las zonas donde viven los afortunados se puede pasar. La última vez que lo intenté me cayeron a palos así no más. Ellos, los afortunados, quieren que entienda que lo que no se ve, no existe y si necesitan encerrarme para que lo comprenda no lo dudarían ni un segundo. Algunos de mis compinches han desaparecido de la noche a la mañana y he escuchado cuentos que se los llevan amarrados dentro de un carro. Eso de quedar tras las rejas si que no, porque lo único que poseo es mi libertad. A veces pienso que eso de la libertad es solo un cuento bonito, pues indigencia y libertad como que no riman. 

La vida es una balanza, me quité de arriba el lío del sexo pero ahora apareció el problema de la salud. Es fácil llevar la pobreza con salud, pero ahora con esta miseria insalubre que se expande a pasos de gigante, cualquiera le pega a uno cualquier enfermedad. Desde hace una semana la picazón no se me quita, los primeros días creí que era una picazón psicológica, pero las llagas en carne viva de mi piel lo desmienten. Mi compañero de portal dice que eso se llama sarna.

Por suerte lo que no he perdido es el olfato, Hace un tiempo que estoy oliendo algo distinto en el aire. Es una mezcla de desesperación con agotamiento que no me parece que traiga nada bueno. Sin dudas lo peor está por venir. Hasta la gente decente está fuera de control, hoy por la mañana una vieja inofensiva que caminaba con la jaba vacía me pasó por el lado. Sin avisar me soltó una patada por el lomo que casi me deja inválido. Muchos prefieren descargar su frustración con los débiles antes que enfrentarse al verdadero culpable de su desgracia. La soga siempre se parte por el lado débil,o sea yo. 

Sería lindo que volvieran los latones de basura llenos de restos de comida y hasta extraño que un niño me tire una piedra, o caerle atrás a cualquier imbécil montado en bicicleta para asustarlo, o que me tiren un cubo de agua caliente cuando me quede enganchado con cualquier piruja, o pirujo si es el caso de mi amigo el que no protesta. Pero aquí todo tiempo futuro ha sido peor y los jodidos como yo nunca van a dejar de estarlo.