(A tí que te gustan las pinturas y los Gallos)
El gallo canta su trino, una vez más canta el gallo
y vuelvo a fingir que duermo con los dos ojos cerrados.
Callan cerrados mis ojos y el trino de la mañana
se repite en la ventana justo al lado de un conejo.
Se repite el mismo gallo, los mismos ojos cerrados
y el olor a mermelada del conejo que en la cama
sonríe con osadía.
Con mermelada olorosa quiero para mí al conejo
que divertido se calla y espera que yo me vaya
tras sus huellas en la cama.
Giro mi cuerpo de lado,
se abre un hueco entre mis manos.
Por allí se va el conejo montado encima del gallo
que sigue cantando el trino
y yo me quedo callado con mis dos ojos abiertos.