Saltar al contenido

EL CORAZÓN DE CUBA PALPITA EN SAN ISIDRO

2 de mayo de 2021

Es doloroso reconocer que la verdadera libertad ha avanzado muy poco en Cuba en casi dos siglos de historia. La tecnología hace la diferencia sin dudas y entre una época y otra yacen millares de muertes tan dolorosas como inútiles e innecesarias.

El 22 de enero de 1869 durante la función teatral “Perro huevero, aunque le quemen el hocico” en el antiguo teatro Villanueva de La Habana ocurrió uno de los sucesos más penosos en la historia de Cuba. Solo bastó que un personaje de la obra exclamara la frase inofensiva y a la vez incitadora de “Viva la tierra donde se produce la caña” para que en un ambiente donde se respiraba ansias de libertad salieran espontáneos los gritos de “Viva Cuba Libre”. La rabia asesina del gobierno de la isla se desbocó a través de las tropas de voluntarios, que organizadas y apostadas alrededor del lugar provocaron la masacre al disparar contra el edificio y contra los que salían de este como culpables del delito de aludir a la palabra “Libertad” en un país cárcel.

La misma palabra “Libertad” sigue siendo subversiva en la Cuba de hoy. Otra vez  los que ostentan el poder ilegítimo se visten de gobierno colonial y apelan a la división invocando a sus tropas de voluntarios modernos  convertidos en esbirros para silenciar con golpes a los valientes que recuerdan las palabras de Albert Camus.

La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tu misma existencia es un acto de rebelión.

Albert Camus

En este mismo instante un joven expone su vida para que esa misma “Libertad” deje de ser una palabra maldita que te lleve a la cárcel de la mano de sicarios cual voluntarios del siglo XIX, amparados por los mismos gobernantes coloniales encarnados en los dirigentes corruptos de hoy, capaces de asesinar antes que respetar la vida de los otros. Cuba no merece un Gobierno que desprecie la vida por sobre todas las cosas.

Los héroes nacen de las circunstancias, nadie tiene vocación de serlo. No lo tiene Luis Manuel Otero Alcántara que se enfrenta con sus ideas libres y con su cuerpo a un aparato tan bien engrasado como despiadado y deshumanizado. Ya es un héroe de pueblo que carga consigo el deseo de los que gritan y de los que callan, de los que se fueron y de los que se quedaron, de los que se enfrentan a los esbirros en la calle y de los que solo filman con los celulares, a todos los que dentro de sí ansían lo mejor para Cuba. A los que une el amor por una tierra que deseamos prospera, libre, plural, respetuosa, y que, ante todo, respete la vida.

Que Dios, el Universo, La Virgen de la Caridad del Cobre, La Energía Positiva y los ángeles de la guarda, el mío también, protejan a Luis Manuel, que le permitan resistir hasta que lo poco que queda de misericordia, piedad, compasión o amor en la cúpula del gobierno cubano salga a flote y los haga entender, tal vez por miedo a perderlo todo, que la vida de un solo hombre es sagrada. Cuba sufre y no podemos permitir que se muera con Luis Manuel, eso no puede suceder y mucho menos en el Barrio de San Isidro donde su corazón tiene que seguir latiendo libre.

El barrio de San Isidro es el mismo lugar donde en tiempos de la colonia un joven que a sus dieciséis años y mientras ocurrían los sucesos del teatro Villanueva, lleno de  dolor por su patria encadenada terminaba de escribir una obra de teatro que llamó “Abdala”. Que nadie olvide a ese joven, ni a Luis Manuel Otero Alcántara, de una manera, ellos dos son lo mismo.

¡Viva Cuba Libre!, hoy más que nunca ¡Patria y Vida!

Quien a su patria defender ansía

Ni en sangre ni en obstáculos repara

Del tirano desprecia la soberbia

En su pecho se estrecha la amenaza

«Abdala», José Martí