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¡QUE VIENE EL LOBO!

17 de febrero de 2022

El tiempo pasa y el pastor de ovejas no se cansa de gritar “Que viene el lobo”. Su voz retumba en el aire, en carteles, periódicos, altavoces, noticieros y hasta con malicia agrupa cientos de piedras en la colina. Allí se inmortaliza la frase mil veces repetida para que a las ovejas no les quepa otra cosa en la cabeza más que el miedo a la fiera asesina. 

“Que viene el lobo”, y el rebaño asustado se amontona y corre con la mirada perdida entre balidos tristes. Ya prefieren morir de una vez desangrados por una colmillada que vivir el sufrimiento lento de ser trasquilados hasta los huesos. Las ovejas como víctimas indefensas se escudan detrás de una hipocresía admirable y le hacen creer a los perros que el terror todavía vive en sus pieles.

“Que viene el lobo”, y las ovejas protestan en silencio cabizbajo al recorrer el camino que los guardianes caninos les exigen. Ya no hay dudas que son precisamente los perros, alentados por el pastor, los que con sus dentelladas, también asesinas, privan a las ovejas de correr libres por el campo y buscar por su propia cuenta los pastos más verdes.

“Que viene el lobo”, pero el tiempo pasa y hasta las ovejas más sumisas llegan a pensar, y lo hacen. Descubren entonces con sorpresa como poco a poco aparecen las consecuencias del ataque anunciado, pero esta vez sin lobo visible. Las mismas penurias que serían resultado del malvado ataque lobezno las anuncia el pastor como necesarias y el odio tatuado a pulso dentro de su ADN corderil no las explica con sentido lógico.

“Que viene el lobo”, y ya no hay yerba que comer, no se puede salir del establo ni aunque brille el sol, la lana ofrecida para el bien de todos no alcanza ni para alimentarse y el bien de todos es una mentira muy mal contada porque ya no hay “bien” ni tampoco “todos” pues la palabra “todos” es muy corta y solo alcanza para el pastor y algunos pocos perros. Es el propio pastor quien atiza a sus canes más fieros y se esfuerza en enemistar a las ovejas de lana oscura con las ovejas de lana clara, estrategia muy rentable pues así el rebaño confunde a su verdadero enemigo.

“Que viene el lobo”, grita el pastor, quien sin embargo olvida los tiempos, ya es muy tarde para que las ovejas no reconozcan a los perros como primos hermanos de los lobos y demasiado distintos a ellas mismas. Tantos años de miedo y mentiras son suficientes para entender de una vez y para siempre que el lobo nunca va a venir porque hace mucho, muchísimo tiempo que el verdadero lobo, más criminal y desalmado que el que se había anunciado nos engaña vestido de pastor y ya está allí.