Te digo Coyote y pudo ser Forrest Gump, pero en su retraso mental, Forrest Gump navega con suerte y al coyote del correcaminos todo le sale mal. Eres también el primer Coyote de la cadena que trafica con los cubanos para ganar dinero y salvar su pellejo. Espero que las clarias se lean toda mi carta antes de honrarme con sus ofensas sin argumentos. Pedirle neuronas a una claria que regaló su capacidad de pensar es cagarse en la madre de Darwin y su evolución de las especies, bastante tienen con usar un móvil y pagar la CTC, la MTT, el PCC, la FMC, los CDR, etc, etc, etc.
Yo me fui de Cuba para hacerme dueño y responsable de mi futuro y decir lo que me da la gana por puro placer libertario, sin depender de nadie ni cobrar un quilo por eso, por lo tanto, Coyote de oficina y bien.
Hubo un tiempo que tuve lástima de ti, coyote. Lo poco que quedaba se esfumó el día que te mandaron a echar a pelear a los cubanos y tú sin esconder tu temblor lo hiciste. A fin de cuentas, no eres más que el muñeco ventrílocuo de una pandilla de vividores. Me pregunto si en algún momento has usado el cerebro creativo y no el repetitivo como una claria en jefe. No llego a la ilusión de que pienses en los cubanos, sería como pedirte que saques una bandera americana o que grites Abajo Fidel el primero de mayo. Pero en ti y tu familia. ¿Has pensado alguna vez en ustedes? Acaso no te das cuenta de la manera en que te enredas en las patas de los caballos.
De ahí solo vas a salir con una buena patada, con suerte te la dan más arriba y te parten el huesito de la alegría, con mala suerte bajan unos centímetros y te la meten por el espacio entre las nalgas, allí como no hay más columna vertebral, lo que te parten es el hueso de la cadera.
Yo sé que tus lecturas no van más allá de los discursos completos de tú ídolo Fidel Castro. Son tantos que como los lees por orden cronológico, todavía te falta llegar a la parte donde empieza con la moringa. Si yo fuera tú, le pediría a los que te escriben tus discursitos y tweets sin sustancia que te hagan un resumen de todos los discursos y reflexiones para ahorrar tiempo. Nunca pasaría de dos páginas en formato letter de Word, letra Times New Roman de tamaño 12 y a doble espaciado. Por cierto, no dejes que la Machi vea esto que te va a mangonear e imponerte lo que tienes que hacer, de todas maneras, no le hagas caso que todavía está resentida porque dijiste que no era primera dama. Eso no estuvo bien porque si de verdad te quieres parecer a tu adorado líder ya hubieras desaparecido a la Machi de tweeter y del viajeteo. Al final hacerte el gracioso solo te buscó la enemistad de Froilán, pues la Machi sigue twitteando guanajerías como si ella fuera importante.
Pa que aprendas de tu ídolo: A la dama de tu guía espiritual la vinimos a conocer los cubanos de a pie cuando ya él no sabía, porque tenían el mismo acento, si le daba la mano al Papa o a una madre de la plaza de mayo con un batilongo blanco.
Leer un libro, un discurso o hasta un Comic de Matojo sin entender lo que hay en el fondo, es como hacer el viaje desde Ecuador por toda Centroamérica y no poder pasar al final por la frontera. Sabes bien que el ídolo de tus lecturas más que la pata del diablo, era el terror del diablo. Tal vez al más inteligente de tus asesores le alcance la honestidad para aclararte que el poder de Fidel Castro se basaba en el miedo.
Mientes si no aceptas que en los 90 te cagabas al hablar con él por el pánico a decir alguna verdad incómoda en un arranque de sinceridad que fuera premiada con un puesto de director de la reforestación en la Ciénaga de Zapata o de jefe de los de búfalos de agua en el Camagüey.
La luz que te guía se leyó más de una vez “El Príncipe” de Nicolas Maquiavelo. Sigue su ejemplo, deja a un lado las diarreas mentales en las reflexiones del comandante y léete a Maquiavelo. Vas a aprender más en tres páginas de “El príncipe” que en ochenta discursos todos iguales. Eso sí, debes pensar, sacar conclusiones, comparar, resumiendo debes leer para entender, no para memorizar y repetir. Te pongo solo un ejemplo: “el príncipe debe ser mejor temido que amado”. Amarte a ti es difícil porque no le pones mucha emoción, habría que ver si la machi te amaba si fueras domador de búfalos de agua. No te queda otra opción que el temor, realmente tú eres el que teme a los militares, pero pensemos en el pueblo. Tu represión busca que los cubanos simples te teman, pero cuidado con traspasar la línea del temor al odio. Es una línea muy fina e invisible. El odio es el semillero de las rebeliones.
Cruzar esa marca define el final de un dictador, de un lado el viejito bueno que inspira temor se muere en una cama como Franco o Fidel Castro y del otro el hijoeputa odiado vuela por los aires como Somoza o con ardor en el intestino después de ser sodomizado como al Gadafi.
Ahora tengo dos noticias para ti Coyote, una mala y una menos mala. La mala es que ya pasaste esa línea. Llegaste al odio y lo mereces por fomentar el enfrentamiento entre cubanos, por tener la personalidad de Juan Primito, por vivir con un gato negro que te pasa por delante todo el tiempo, por no estar ni cerca de atrapar al correcaminos, por poseer la misma expresión facial que Nicole Kidman después de una sesión de bótox o porque simplemente los que te mueven los hilos te ponen delante de ellos en el tiroteo y tú en vez de darte cuenta de que te cogen pa sus cosas, sacas pechito de orgullo.
Los cubanos de hoy centramos el odio en ti, me incluyo, no es justo, pero es una realidad. El adjetivo que te regalaron y no voy a decirte aquí ya no podrás quitártelo de arriba jamás. Es algo injusto porque tu líder espiritual aun muerto merece ese odio cien veces más que tú, ese no solo puso a fajar a los cubanos entre sí, también mandó a tumbar aviones, a hundir barcos con niños, mató y encarceló a muchos que lucharon a su lado, traficó drogas y fusiló a los que estaban a sus órdenes. A eso ni te has acercado. El hermano y valedor tuyo no se quedó atrás, apoyó las tropelías del sicópata y hasta algunas de las ordenes asesinas del otro las hizo suyas. Ese, como tú, tampoco se leyó un libro en su vida y sin sus lazos familiares su capacidad intelectual le hubiera llevado a ser un bodeguero exitoso. Pero hay que reconocer que supo moverse, como no haces tú, en las patas de los caballos, incluso hasta se retiró y dijo que había cumplido con su deber de no hacer nada. El no tuvo dudas cuando la línea miedo-odio le venía parriba y te dio el honor de que la cruzaras tú por él. El viejo te jodió con el regalo envenenado porque la primera flecha que tiren te la encajan. Tú en cambio pusiste cara de alegría, aunque no se sabe bien si es sincera porque no se diferencia en nada de la cara que pones cuando te machucas el dedo chiquito con la pata de la mesa.
La noticia no tan mala resulta que, aunque ya estás hundido hasta la nariz en el odio, tienes algo de tiempo de salvarte, siempre se puede remar para atrás. En Cuba hay mucha memoria de lagarto, que te lo digan a ti que tienes a una caimana reptando en tu cama. Tampoco te sientas especial porque además de la tuya hay miles de Rupertas, de chipojos, de camajanes, de iguanas y cocodrilos verde olivo sin memoria que se arrastran e intentan que los cubanos olviden que con el ordenamiento se sentarían las bases para el desarrollo del país, que se abastecerían las tiendas en moneda nacional con las de MLC, que todo era coyuntural, que ahora sí íbamos a construir el socialismo, que la limonada es la base de todo, que los apagones se van a acabar y que el presidente tiene un título de doctor en ciencias en desarrollo sostenible, esto último da tanta risa que opaca la indignación. No sigo porque me sale un libro más largo que los discursos de tu guía espiritual el 26 de Julio.
Todo tiene su precio y si quieres salvarte tienes que hacerte un hombrecito y demostrar que eres el presidente, aunque nadie te haya votado y empezar por hacerte respetar delante de un viejo chocho con voz de pito que te manda a callar. Cuando se cumplen 90 años te conviertes automáticamente, si no lo eras ya a los 70 u 80, en un viejo cagalitroso, da igual si fuiste general, vendedor de durofrío, comandante de la revolución o chupatranca profesional. Ya huir no puedes y renunciar tampoco te salva, ¿quién le daría asilo a un coyote penco? Inyéctate testosterona, deja de leer discursos obsoletos y ven al siglo XXI, divórciate o cancela la cuenta de tweeter de la caimana que te va a joder, manda a callar a los viejos militares, respétate y ármate de sensatez. Busca gente con decencia allá arriba y conspiren por el bien de ustedes mismos. Sólo con el sentido común cualquiera lo hace mejor que tú y deja de hacer llamados a la eficiencia. Ya deberías saber que la eficiencia es sorda y el que tiene que tomar medidas para que venga eres tú. No copies a tu ídolo en eso de echarle la culpa al pueblo, que el pueblo no tiene poder. El poder lo puedes tener tú, quítaselo a tus titiriteros y no esperes que ellos mismos te den la patada como a un coyote sarnoso cuando no haya espacio en el avión.
No tienes tiempo y si no lo entiendes ahora, ya ni sentido tendrá que se lo preguntes a Nicolae Ceaucescu y a la caimana de su esposa cuando los encuentres en el lugar del infierno donde penan los que fueron arrastrados por las calles y colgados en las farolas o fusilados sin misericordia como unos perros.
Sálvate y sálvanos Coyote.