−Hola Tía, ¿Cómo estás?
−¿De verdad que quieres que te diga cómo estoy?
−Bueno, sí, pero sin decir malas palabras.
−Ya tú ves, eso si no es posible, ¿te acuerdas cuando creíamos que el periodo especial era lo peor que habíamos pasado? Nos quedamos cortos.
−Qué triste.
−Yo siempre cuando pienso en el periodo especial me acuerdo de ti.
−¿Y eso por qué?
−Me viene a la mente la puerca que estábamos criando en la bañadera,
−¿Julita?
−Fíjate que hasta del nombre te acuerdas, como tu querías a esa puerca.
−¿De dónde tú sacas eso tía?
−Y ella te quería a ti, nada más te veía y se ponía contenta. Tu hiciste lo imposible para que no la mataran por fin de año, tú eras el que le traías el sancocho y la bañabas. Estuviste una semana entera llorando cuando la mataron y no quisiste comértela.
−Es que uno les coge cariño a los animales.
−Yo sé que tú no me lo vas a decir, pero tú tenías algo con esa puerca, a lo mejor es que ya te la habías comido.
−No juegues con eso tía.
−Eso es normal, si tu tío me hace los cuentos de una yegüita baya que él tenía en la finquita donde nació y como la llevaba al río.
−Pero yo no con la puerca, mejor cambiamos de tema ¿Cómo van a pasar el fin de año?
−Bueno tu tío hace una semana que está haciendo una cola para comprar carne de puerco, pero cuando repartieron los turnos cogió el número 666.
−Pal diablo tía que número ese.
−Yo creo que le dio mala suerte porque en una semana todavía van por el 45, yo creo que el puerco nos los comemos para el 26 de Julio.
−¿Y qué van a comer?
−¿Tú recuerdas la maceta del balcón grandísima donde yo tenía la areca?
−Claro.
−Pues la areca pasó a mejor vida y allí sembré una calabaza, pues a la calabaza no le dio por crecer mucho y terminó entre una naranja y una toronja.
−Chiquita
−De todas formas, a eso es a lo que le vamos a dar la puñalada.
−Ayer leí que iban a poner tiendas virtuales otra vez.
−Ni te metas en eso que, a la Guasasa, la mujer de tu primo se le rompió la lavadora y un familiar se la compró por internet, que por cierto estaba más cara que un carro eléctrico, bueno para no demorarte, pues lo que le trajeron fue una cafetera.
−¿Cómo que una cafetera?
−Así mismo y sin derecho a protestar, ahora la pobre, lavando a mano y sin tomar café.
−¿Pero por lo menos no tiene Cafetera nueva?
−Malísima que le salió, se tupió enseguida.
−Mi madre, que mala suerte.
−Eso es lo que digo yo, que aquí hay una mala suerte que no se va con nada, tenemos un chino atrás que hasta que no se vaya no va a haber descanso en esta tierra.
−¿Y mi primo el Gordo?
−Está alquilando la tarjeta magnética de MLC y saca algo, que se va como agua porque todo anda por las nubes y por cierto ¿Tú crees que alguien esté dispuesto a pagar algo por estar conmigo?
−¿Qué cosas estas diciendo tía? ¿Te volviste loca?
−Que solo fue una idea que me vino a la cabeza sin pensar, que algún uso le tengo que dar a mis dos tetas casi nuevas.
−¿Tan jodida está la cosa?
−Pero bueno, no con cualquiera y así me divierto un poco que tengo más sed que un lagarto en el Sahara y hablando del Sahara, eso fue lo que nos trajo mala suerte, la arena del Sahara que hace un tiempo anduvo por acá.
−¿Qué tiene que ver el huevo con la llovizna?
−Fíjate que es esos días los calzoncillos de tu tío que yo ponía a secar se ponían carmelitas.
−Pero eso no era de la arena del Sahara.
−Es verdad que no, bueno la mala suerte sigue siendo culpa del chino, mira si la gente está desganada que el otro día en la reunión del CDR cuando cantaron el himno nacional aquello se parecía más al rezo del padre nuestro de lo bajito que la gente lo cantaba.
−Eso es un himno de guerra
−Eso mismo dijo el viejo de la zona, pero, aunque lo mandó a repetir tres veces no se acercó ni al Ave María.
−Y que dice el Cabezón y la Adicional Almendra.
−El cabezón se puso contentísimo con la computadora que mandaste, tú sabes que él es una fiera y anda cambiando dólares, que están más perdidos que una monja en una orgía, pero tu primo los encuentra y hace buen negocio, incluso tenía sus tablas del negocio en la computadora, pero a la que boté de la casa fue a la sangrona de su mujer.
−¿Qué te hizo la Adicional Almendra?
−Estábamos hablando el otro día de lo buena que estaba la computadora que mandaste y salta esa mujer, que es un hígado de perro y dice que bueno le ha venido porque ya no gasta tanto papel y tiene todas las actas de las reuniones del partido en formato digital.
−¿Cómo que la computadora que mandé terminó en las reuniones del partido?
−La boté de la casa arrastrada por los pelos y le dije a tu primo que trajera la computadora, pero se están haciendo los locos a ver si se me olvida, pero como no me la traigan la voy a ir a buscar, aunque solo la use tu tío para jugar al solitario.
−Hazlo.
−Tu primo se va a poner muy triste porque la llenó de videos de encueradera y retozo, pero que se joda por dársela a la mujer y que el que se divierta sea tu tío.
−El tío está muy contento entonces con eso.
−Contento lo que se dice contento no, porque después de más de ocho horas diarias de colas, no tiene mucha energía, pero algo hará con su antibiótico.
−¿De qué antibiótico estás hablando? ¿Tiene el tío alguna infección?
−Que va, ese viejo ni se enferma, así le digo yo porque tiene que agitarlo antes de usarlo.
−Tú no cambias Tía.
−Muchacho si ahora de verdad lo único que nos queda es la alegría.
−Que la alegría nunca se vaya y que en el 2021 se acabe la mala suerte y venga la prosperidad.
−Que así sea y feliz año nuevo para ti y antes de que se me olvide, hay unas promociones buenísimas por fin de año.
−¿Promociones de qué?
−De que va a ser mijo, de recargas.
−Yo pensé que se te había olvidado.
−Déjate de gracia y recarga y me voy que parece que ahí llega tu tío con un saco de algo que algo que como sean curieles se los viro para atrás porque en esta casa no se come ratón. Recarga, Recarga, Recargaaaaa.
−Tía espera, muchas felicidades a todos en el 2021, al tío, a los primos, a mis amigos, los vecinos, a los cubanos, a todos les deseo que se cumplan sus sueños, Tía, Tía, ¿estás ahí? Me colgó.