Diario alegre de un cubano en Alemania
He estudiado alemán toda la mañana para las entrevistas y para hablar con Karola. Los trabajos pueden esperar, ahora la prioridad es la mujer gata. Ya puedo defenderme en el idioma y decirle que pienso en ella o que tiene los ojos bonitos. Miro el reloj, es mediodía y mi cabeza está a punto de explotar de tanto leer el diccionario. El espíritu burlón me hace una seña con la cabeza que me invita a salir. Creo entender lo que me sugiere y me voy a la ciudad en busca de mis amigos mexicanos. Ando detrás del espíritu burlón y este me lleva a la estación de trenes. Allí los encuentro en una esquina, visten ropas de mariachis y cantan rancheras. Son buenos músicos y como se han ganado más de 50 euros aprovechan para invitarme a almorzar en McDonalds. Estoy condenado a engordar, pero al menos evito otro pan con jamón. Entre Big Macs les cuento mi plan, les parece divertido y tarareo la canción.
Lindo capullo de alelí, si tú supieras…
No hace falta que siga. Ellos conocen los acordes, perfecto. Estoy bastante desafinado, pero lo que importa es la intención. El espíritu burlón se ríe y no sé si lo hace por los gallos que se me escapan o por la idea estrafalaria. Qué ricas están las papas fritas, tomo un buche de Coca Cola y disimulo el eructo de los gases antes de echar a andar en dirección a la librería de Karola. Llegamos. Antes de entrar me acerco al cristal con las manos al lado del rostro. La mujer gata le cobra un libro a un viejo calvo. Entremos, les digo a los mexicanos. Ellos abrazan sus guitarras como si fuesen mujeres y atravesamos el umbral. La campanita de la puerta nos convierte en el centro de atención. Los rostros de los alemanes se preguntan de dónde son los cantantes que acaban de llegar. Un, dos, un, dos, tres, repite el director del grupo y sus dedos hacen vibrar las cuerdas de las guitarras. El espíritu burlón toca las claves. La melodía hipnotiza a la mujer gata. Cuando escuche mi voz se jode la magia, pienso y de todas maneras comienzo a cantar.
Lindo capullo de alelí, si tú supieras mi dolor, correspondieras a mi amor y calmaras mi sufrir…Porque tú sabes que sin ti la vida es nada para mí. Tú bien lo sabes Capullito de alelí…
Karola aplaude fuera de ritmo y da saltitos sin apartarse de la caja registradora. El espíritu burlón tiene las claves al lado de su oído derecho para que ella se acople, pero resulta inútil su esfuerzo. Yo esperaba el premio de un beso, pero Karola no hace ni el amago de acercarse. Julio siempre dice que los alemanes no son de exteriorizar los sentimientos y mucho menos de regalar besos. Me tendré que acostumbrar. Termino de cantar y regresa la normalidad en la librería. Karola ha comenzado a organizar unos libros en un estante. Los mexicanos se encogen de hombros y se despiden después de pedirme que no falte por la noche a Los Amigos, el bar latino más famoso de Heidelberg. Doy unos pasos hacia Karola y hablo en un alemán gramaticalmente correcto, pero el acento cubano acuchilla a la frase qué pronuncio. Ich habe die Farbe deiner Augen vermisst, tengo que repetirla para que me entienda, en español significa que extrañé el color de sus ojos. El espíritu burlón se ríe. Menos mal que ella no entendió, dije algo muy cursi y además es mentira. Karola se queda inmóvil e incluso parece tener deseos de reírse de mi ridículo. El espíritu burlón me hace señas para que levante la vista pues le miro a las tetas a Karola en vez de a sus ojos. No sé qué hacer para salir de esa situación tan embarazosa y solo se me ocurre volver a cantar, esta vez a capella. El espíritu burlón huye, pero choca con el cristal de la puerta y cae de espaldas a mis pies. No le hago caso.
No hay en el mundo para mí otro capullo de alelí que yo le brinde mi pasión y que le dé mi corazón…Porque tú eres la mujer a quien he dado mi querer y te juré lindo alelí fidelidad hasta morir…
Más ridículo todavía. Karola sonríe, hago un esfuerzo sobrehumano para que mi vista no baje otra vez hasta su escote y el espíritu burlón se frota sus tetillas con los dedos y finge estar excitado. Sehen wir uns heute Abend im Los Amigos?, le pregunto en voy muy alta y articulando cada palabra. Le pedí vernos por la noche en Los Amigos y me responde que por supuesto. Me entendió, qué alegría, tengo deseos de saltar. Tschüs, Adiós, me despido con un beso en su mejilla. Karola se sorprende y ni el sonido de la campanita de la puerta le cambia la expresión de asombro del rostro. Es mi día de suerte. Agarro al espíritu burlón de la mano y corro por las calles. Canto en voz alta. Me importa un pito mi voz de gallo ronco o mi desafine monumental. Los alemanes que se cruzan en mi camino huyen del loco. El loco soy yo.
Por eso yo te canto a ti mi capullito de alelí, dame tu aroma seductor y un poquito de tu amor…
Ahora me preocupa la expresión de Karola. Reaccionó como si en vez de un beso en el cachete le hubiera agarrado una nalga. Diferencias culturales irreconciliables, diría Julio. Él mismo no se cansa de repetirme que aquí la sonrisa significa amabilidad y no „acuéstate conmigo“. ¿De qué color tiene los ojos Karola? Se me olvidó o nunca lo he sabido. Las tetas si las puedo describir al detalle. Redondas y potentes. ¿Y las nalgas? ¿Tendrá buenas nalgas? El espíritu burlón se encoje de hombros. No importa, con esa pechuga me da igual el tamaño y la forma de su culo.
…Porque tú sabes que sin ti la vida es nada para mí. Tú bien lo sabes Capullito de alelí…
La llamada de mi esposa detiene la música, espero que no me traiga mala suerte. El espíritu burlón pega su oreja al teléfono para escuchar. Sí, estoy muy bien, lunes, miércoles y jueves tengo las entrevistas de trabajo. Hoy saldré a dar una vuelta y regreso temprano, le miento y el espíritu se parte de la risa. Yo también te extraño, ahora mentimos los dos y no tengo duda de que me pega los tarros, pero no me importa. Yo tampoco soy un santo. Cuelgo. Al otro lado del espejo me gustaría ver a alguien arrebatador, pero es lo que hay, salgo a la calle.
¿El ritmo que se escucha en Los Amigos es Capullito de Alelí? No le pregunto a nadie, pues si me responden que no, estaré seguro de que se me fundieron los fusibles.
Lindo capullo de alelí, si tú supieras…
En una mesa se sienta Karola y conversa con un tipo, se ríen. Si no me apuro me quitan la jeba. El espíritu burlón hace unos tarros con sus manos. Hallo Karola, wie gehts, me lanzo a darle un beso y aparta el rostro. Nos saludamos sin tocarnos. Mi boca en forma de puchero se queda en el aire, luce como el culo de una gallina antes de poner un huevo. Hola, ¿cómo estás?, responde ella con acento macarrónico en español. Carajo, Karola habla español. El espíritu burlón finge fruncir el ceño. Mira, quiero presentarte a mi novio, se llama José y es colombiano, dice y me señala al hombre a su lado. Un gusto, digo y le doy un apretón de manos. Caramba Pepe, que jodida me has dado, pienso. Qué papelazo. Camarera, ven acá, ponme un tequila doble para que se me quite la cara de comemierda. Si el espíritu burlón no fuese etéreo le daba una patada por el culo por no avisarme. Ríete hijoeputa. Ahí vienen los mexicanos, les cuento mi tragedia y nos partimos de la risa. Con tequila todo es más fácil e incluso afino mejor. Saca la guitarra Pedro Infante.
Buche y pluma namá eres tú, Buche y pluma namá , Buche y pluma namá eres tú, Buche y pluma namá ,…
La camarera canta con nosotros. Es como una sardina del litoral habanero, pero un poco más flaca. No tiene tetas, ni nalgas y en sus ojos saltones brilla un mar azul que invita a una zambullida. Linda, me indicas dónde encuentro el baño, le pido con voz de galán. Ven que yo misma te lo enseño, responde ella con acento dominicano, me toma de la mano y me arrastra quién sabe adónde. No está tan mala nada. Escucho las claves del espíritu burlón y las carcajadas de los mexicanos que siguen cantando.
Buche y pluma namá eres tú, Buche y pluma namá , Buche y pluma namá eres tú, Buche y pluma namá ,…
CONTINUARÁ…