Saltar al contenido

XI. EL QUE SIEMBRA SU MAÍZ

1 de abril de 2023

Diario alegre de un cubano en Alemania

Solo necesité unas horas para disipar mis dudas de que el calvito de las válvulas se burlaba de mí. Estuve desde las ocho hasta la una de la madrugada estudiando su biblia y apenas comprendí cuatro páginas de las más de 600 que tiene. A ese ritmo termino en un año. Renuncio, una retirada a tiempo es una victoria. Al carajo el calvo y sus válvulas de mierda. Debería joderlo y quedarme con su biblia, pero no me place ser un ladrón de libros. En unos días se lo devolveré y de paso le hago la visita a Sacoedientes que debe vivir por allá. Ahora debo concentrarme en las otras entrevistas de trabajo.

Acabo de hablar por teléfono con Kristine Marie. Está en camino y repitió varias veces que viene muy cansada. Eso significa que me puedo olvidar de la singueta con ella. Esa loca debe estar aburrida de templar en Hamburg. No estoy celoso, aunque tengo envidia de su novio que tiene la suerte de meter el pito dentro de una vagina. El mío está cogiendo forma de manubrio de bicicleta de tanta paja. Hablando de pajas, qué fácil es hacerse una paja capitalista. En Cuba hay que tener una imaginación del carajo. Aquí hay tanto porno en internet que se puede escoger al detalle desde el físico de la jeba hasta las posiciones más excitantes. Ayer mismo, vi un video de una flaquita insaciable igualita a Sacoedientes. La flaquita no sabe quién soy yo, pero la pasamos muy bien y terminé hecho polvo. El espíritu burlón se ha vuelto muy recatado y cuando se huele que me voy a meter mano huye.

Huye, huye, dónde está mayor, dónde está…

Ups, llega mi esposa. Vino manejando desde Hamburg. La empresa para la que trabaja le alquiló el carro, dice. El espíritu burlón saca la cabeza de la pared, le saca la lengua a Kristine Marie, se ríe y vuelve a desaparecer. Lo del alquiler del carro es mentira, el auto seguro es del novio, pero no voy a discutir con ella por esa bobería. Hola cariño, que ganas tenía de verte, le miento. Yo a ti también, mi vida, me responde y nos damos un beso de piquito. Me recuerdo del video de una gordita ninfómana que vi la semana pasada e intento rechupetearle la boca a Kristine Marie, pero ella echa la cabeza hacia atrás para recogerse el pelo y rechazarme con elegancia. Le agarro entonces una nalga para que conozca de mis intenciones. Papi estoy muy cansada, déjame dormir un rato, ¿por qué no lo dejamos para el domingo?, me dice entre bostezos y huye. Todo el mundo huye. Pero si hoy es martes, pienso. Ya tengo ganas de que se vaya otra vez para salir a buscar a Sacoedientes. Me quedo solo y pienso que Kristine Marie tiene un corazón muy grande; aunque ella no tiempla conmigo tampoco quiere divorciarse para que yo mantenga la residencia en Alemania. ¿O acaso para pagar menos impuestos? Prometo que mientras dure la fiesta del engaño, la voy a respetar, o sea, los tarros que le voy a pegar no serán a lo descara´o. Que huya todo lo que le dé la gana.

Huye, huye, dónde está mayor, dónde está. Ya no vende por las calles, ya no pregona en la esquina, ya no quiere trabajar…

Me acaban de enviar un mail para cambiar el horario de las entrevistas, una  para dentro de dos horas en Mannheim y la otra por la tarde en Karlsruhe. Les confirmo los nuevos horarios. A correr. El traje me queda más apretado, pero no hay otro. Kristine Marie despiértate por favor, necesito que me lleves a las entrevistas en el carro de alquiler, le pido y aguanto la risa cuando digo alquiler. Mi esposa se levanta, se caga en mi madre en alemán y me hago el que no la escucha.

El carro del novio es un BMW del año. Kristine Marie, no vayas a dejar a ese hombre que es muy buen partido, quiero decirle y hago silencio. La pobre, si a la singueta con su novio le pone el mismo interés que le pone conmigo, le auguro poco tiempo de relación. Ya Llegamos a Mannheim y ella decide esperarme en el carro. Le quiero dar un beso de despedida y se hace la entretenida.

Huye, huye, dónde está mayor, dónde está. Ya no vende por las calles, ya no pregona en la esquina, ya no quiere trabajar…

Me invitan a pasar a un salón de reuniones. Otra vez café con leche y sorbeticos. ¿Estás dispuesto a irte de Alemania a trabajar en México?, pregunta el entrevistador sin dejarme sentar a la mesa. Por supuesto, le respondo y pienso que resulta imposible pues perdería mi visa temporal alemana, pero no seré yo quien rechace un trabajo. Tienen una planta de llantas de aluminio en Querétaro y buscan un organizador de la producción. Insiste acerca de mi experiencia en la producción e invento una estadía en una fábrica cubana inexistente. La entrevista se parece a mi matrimonio; un teatro muy bien actuado, todos saben que la obra va a terminar en cualquier momento y nadie le pone mucho interés. En un descuido del hombre me meto un bulto de sorbetos en el bolsillo y miro el reloj. El entrevistador se levanta, me afirma que ha sido un placer la entrevista y que me llama, pero yo sé que no lo hará. No me molesto porque si me escogiese tendré entonces que inventarle una excusa para no irme a México. Regreso al auto, Kristine Marie está dormida. Le acaricio el muslo para despertarla. Ella da un salto y me rechaza con un golpe en la mano.

El que siembra su maíz, que se coma su pinol. El que siembra su maíz, que se coma su pinol

Llegamos a tiempo a Karlsruhe a pesar del embotellamiento. Me abre la puerta la mujer con las tetas más grandes que he visto en mi vida. Pagaría por ver que sucede cuando se quite los ajustadores. Si su novio empieza a mamarle una teta al anochecer, termina al otro día por la mañana y falta la otra. A las tetas con cuerpo de mujer no se le quita la sonrisa del rostro. Es una secretaria. Me deja solo en la oficina, ya viene el jefe. Hay café, pero sin galleticas. No soy capaz de meter la mano en el bolsillo y sacar los sorbetos. El hombre que entra debe tener mínimo diez años menos que yo. La conversación en inglés fluye y no miento, solo exagero porque si le cuento de mi experiencia de ingeniero en Cuba terminamos en cinco minutos. La firma tiene oficinas en varias ciudades alemanas y buscan diseñadores CAD para subcontratarlos en otras empresas. Le hablo de mi experiencia en AutoCAD y me sorprende su pregunta de cuanto me gustaría ganar de salario. Le respondo que prefiero escuchar su oferta y no se demora en ofrecerme 2400 euros. Tengo ganas de darle un beso de despedida, dice que me va a llamar cuando se decida, y a este sí le creo. Las tetas risueñas también se despiden con un “hasta pronto” y casi le respondo con “hasta tetas”.

Llego al carro con una erección de imaginarme el tamaño de los pezones de la secretaria. Kristine Marie nota mi estado y se apura en informar que tiene la menstruación. Para el domingo se me quita, dice y me pide que le comente de la entrevista. Le digo que es trabajo es mío y ella se vuelve un ave de mal agüero y afirma que sin contrato firmado no hay nada que celebrar. No me importa lo que ella piense. La intuición me dice que ese trabajo va a funcionar. Kristine Marie se puede quedar con su amargura y con su menstruación eterna, yo lo que quiero es ver a la tetona encuera.

Muchacha, dice tu abuela, sí señor, no te metas en la cocina, cómo no, que el que tiene gasolina, sí señor, no ha de jugar con candela, cómo no…

Pasó la semana en un abrir y cerrar de ojos y el domingo cuando me levanté ya Kristine Marie trabajaba en la sala del apartamento. Me propuse no recordarle su promesa de templar y ella se alegró de que no lo hiciera. Debería acabar de confesar que está enamorada de un Hamburgueso y que no pretende serle infiel. Yo la apoyaría, porque también es mi amiga y gracias a ella me pude ir de Cuba. Ahora se tapa el rostro con sus manos, finge angustia y entre lamentos falsos grita que debe regresar de urgencia a Hamburg. Claro amor, el trabajo es lo más importante, digo y deseo que se vaya para salir a buscar a Sacoedientes o tendré suerte y me contratarán en la empresa de la tetona y me curaré el trauma de lactante que tengo.

Qué te parece Rufina, sí señor, subirte en un farellón, cómo no, y ver rodar un trombón, sí señor, hasta que se desafina, cómo no

Adiós Kristine Marie y salúdame a tu novio. No te preocupes que todo toma su camino, la vida nos lleva adonde ella quiere y nosotros la dejemos, quise decirle, pero ya el BMW se había marchado chillando gomas. Pongo a todo volumen al trío Matamoros y busco el teléfono de Sacoedientes, alias Ana Karenina. Tras más de dos minutos sin respuesta, desisto. Habrá que intentarlo otro día. Mientras tanto habrá soluciones alternativas, El espíritu burlón aparece sentado en el sofá. Me mira y al notar que mi mano se cuela dentro del pantalón da un salto, se lanza a correr y se tira de cabeza por la ventana.

El que siembra su maíz, que se coma su pinol. El que siembra su maíz, que se coma su pinol

CONTINUARÁ…

Aquí puedes leer otras entradas