Mira Humberto, esta carta no debí dedicártela porque tú eres muy poca cosa. Tú, yo y Mazzantini el torero sabemos que todo lo que dices te lo ordenan, que tú de periodista tienes lo mismo que yo de cosmonauta. Pero cómo los que te escriben el libreto que tú tan bien recitas, no tienen lo que tienen los hombres para dar la cara y decirlo en los medios, te escribo a ti que te prestas con tu moral de rata inmunda a actuar el personaje impuesto, ya sea a denigrar sin pruebas a los que no les otorgas el derecho a defenderse o a acusar a los que tienen la dignidad que no existe ni en tu mente ni en tu vocabulario.
Espero que las mujeres que me lean no malinterpreten mi expresión de no tener lo que tienen los hombres porque todos sabemos que los que te ponen como papagayo amaestrado a cacarear, nacieron con un pene entre las piernas y me cuesta imaginarme una mujer con tamaña cuota de mezquindad. No existe en Cuba una mujer que ya hubiera renunciado a trabajar contigo que eres de lo peor que puede ser un ser humano: un maltratador de mujeres. Mira despreciable, nada, entiende, absolutamente nada el mundo, así la acción más miserable de una mujer, incluyendo la agresión física si sucede, justifica que un hombre golpee a una mujer. El que lo haga como tú y los que lo defiendan y amparen solo demuestran el alma cobarde y ruin que poseen.
Pobre Cuba que un maltratador de mujeres como tú es protegido y alabado por sus dirigentes. Ese es el grupo de poder que tenemos, capaces de todo por mantener sus puestos. La decisión de defender a un maltratador denigra a todas las mujeres cubanas, incluso a las que profesan su misma ideología comunista fracasada. Dile a uno de los que tiran de tu correa perruna que en vez de tanta felicitación teatral a las madres cubanas con fotos de mujeres extranjeras debería demostrar un mínimo respeto por la mujer cubana, apartándote de tu cargo de papagayo preferido y otorgarte el título que mereces: el de perro lamedor.
Pero volvamos a tu última representación teatral: la de echar miedo. Si te crees que inventándote que vas a enjuiciar a los cubanos que no vivimos en Cuba y hasta extraditarlos te coges el culo con la puerta, pero es que te lo coges encuero, sin calzoncillos y la puerta de hierro fundido se va a cerrar de un golpe brutal. Si lo que querías es amedrentar, lo que logras es indignar. Porque ahora mismo lo que quiero es que hagas el primer juicio y me incluyas si te da la gana y hasta quiero que me hagas una carta de extradición, para reírme en tu cara, escupirte tu barriga indecente y cagarme en tus huesos.
No me vas a callar ni a mí como el cubano insignificante que soy, ni a los miles que no se callan sus pensamientos y acciones, es más, tu actitud nos incita a seguir cada vez con más ahínco para que personajillos despreciables de poco seso y menos alma como tú tenga la voz que miles de cubanos dignos no tienen. Puedes inventar todas las leyes que quieras y llamar a todos los fiscales del régimen que te dé la gana. El mundo civilizado no es ni ciego, ni sordo, ni comemierda y poco a poco tú y los que tiran de tu correa llegan al límite de lo aceptable.
Pero te digo una cosa, el que tiene que tener miedo eres tú, que has quemado todas tus naves, que si un día se vira la tortilla no vas a tener para donde coger. Tú eres un simple lamebotas que solo eres una cortina de seguridad de los que no quieren quemarse y te utilizan porque tu falta de escrúpulos no tiene límites. Pero esos mismos que hoy te dan golpecitos en la espalda, también te desprecian y no dudarán en sacrificarte si se pone difícil la jugada porque perros y esbirros miserables como tú sobran en Cuba lamentablemente.
Tus delitos de difamación, asesinato del honor, y violencia de género están demostrados y en cualquier sociedad apegada a las leyes que exista en la Cuba del futuro tu destino es obvio. Eso sin contar tu delito principal que es el de traición a tu patria, el mismo que compartes con los que te halan de la correa canina y de quienes recibes huesos que agradeces moviendo tu cola sumisa y miserable mientras ladras mentiras en el noticiero que ni tuyas son.
Ni tú ni nadie va a callar a los cubanos que quieren una Cuba mejor, una Cuba sin lo que tú representas. Tú alardea de todo lo que quieras y pon tu carita de bravo y haz tus pucheros grotescos, los que vamos a ir por ti somos nosotros, por simple justicia y vas a poder defender tu caso indefendible porque recuerda que también hay tribunales internacionales y delitos de lesa humanidad.
Espéranos perro sucio.
Un cubano al que ni callas, ni asustas, ni vas a extraditar
Oliet Rodriguez